martes, 6 de noviembre de 2007

Be with me, de Eric Khoo

“Silencio… no hay banda… no hay orquesta”. La frase es famosa en el cosmos cinéfilo por ser el núcleo enigmático de la ya mítica Mulholland Drive, de David Lynch. Largos y sesudos análisis de todo tipo y color buscaron dilucidar qué significaban esas palabras dentro de ese relato. Infinitos rulos semiológicos y psicoanalíticos se enredaron en esa película, cuando quizás la intención de Lynch era recordarnos, simplemente, que frente a una tragedia no hay nada que puede decirse. No hay lugar para violines. La razón enmudece y el lenguaje se vuelve pueril. Lo dice Hamlet al despedirse: “Lo demás es silencio”.

Be with me es un ensayo sobre el silencio. La película fue presentada en 2005 en el Festival de Cannes. Llega desde Singapur y es el tercer largometraje de Erik Khoo.

Amar a quien no nos ama; afrontar la muerte de un ser querido; acarrear un cuerpo inválido. El film narra estas tragedias con todos los recursos de la estética minimalista, cuando en verdad está contando una épica, algo grande. Porque en el centro del film está Theresa Chan, una mujer de más de 60 años nacida en Singapur, que en su temprana adolescencia quedó sorda y, al poco tiempo, ciega. Sólo conocía el idioma cantonés, pero viajó a Estados Unidos, aprendió inglés y regresó para enseñarlo en una escuela para ciegos de su país. Theresa también es escritora. Es su extraordinaria vida la que inspiró la realización de esta película.

El director expone la historia de esta mujer con un registro documental: mientras se la observa cocinar o trabajar con sus alumnos, uno puede leer sus ideas y sentimientos en los subtítulos que aparecen en pantalla. No hay una voz narradora, sólo el silencio con el que ella convive desde siempre, un aturdidor silencio que obliga al espectador a ingresar en una nueva y extraña dimensión perceptiva. ¿Qué hacer en un mundo en donde no existen las imágenes ni los sonidos? Otra vez, parecen sobrar las palabras. No hay respuestas. Y sin embargo, ése es el mundo de Theresa. Sabia y luminosa, ella sola justifica la visión de Be with me. Pero Eric Khoo apunta mucho más allá: quiere describir la ciudad, el presente, la desesperante incomunicación.

En su artículo "La estética del silencio", Susan Sontag afirma: “Para percibir la plenitud, hay que conservar un sentido agudo del vacío que la delimita; a la inversa, para percibir el vacío, hay que captar otras zonas del mundo como colmadas”. El realizador necesita explorar otras historias, otros seres, otras oscuridades, para certificar que lo único que realmente vale es el amor. O la posibilidad de algo parecido a eso, al menos. Por eso el film también incluye a personajes como Sam (Samantha Tan), una adolescente que conoce a Jackie (Ezann Lee) a través del chat, se enamora perdidamente de ella y un día, sin más, se descubre con el corazón destrozado. O el personaje de Fatty (Seet Keng Yew), un tímido guardia de seguridad que mitiga su soledad ingiriendo enormes cantidades de comida, mientras espía embobado a una joven ejecutiva que trabaja en el edificio que vigila. O el viejo y melancólico almacenero (Chiew Sung Ching) que cada día prepara laboriosamente una cena para su esposa convaleciente en un hospital. Estas tres ficciones, que al principio parecen no tener conexión, se irán cruzando de a poco con el camino de Theresa, para finalmente redondear un relato único.

“He aquí otra aplicación del silencio: pertrechar o ayudar al lenguaje para que alcance su máxima integridad o seriedad”, aventura Sontag. Con técnicas que traen a la memoria ciertos trabajos de Tsai Ming-liang y Kim Ki-duk, Eric Khoo se luce con una impecable puesta en escena y consigue una acertadísima ambientación acústica, si bien por momentos la música se torna demasiado insistente (como sucede en el capítulo dedicado a las chicas enamoradas). En búsqueda de la sensualidad visual, el director no teme probar diversas texturas y registros dramáticos, haciendo de Be with me un film de trazos libres, originales, que puede pasar sin escalas de lo sublime a lo trivial, de la poesía a la torpeza, de la ternura a la crueldad. Una película perturbadora, imperfecta, fulgurante, como lo son las grandes obras de arte. The rest is silence.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Caro, ¿cómo estás?, por favor decime donde alquilar "Be with me".
Gracias por tu blog.

Caro dijo...

Hola "Anónimo" (sería bueno conocer tu nombre...).

Be With Me acaba de ser editada en DVD, por el sello "791 Cine". Pero como no es una película popular, es probable que solo la tengan los videoclubes muy completos. ¡Suerte!